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la beatlemania

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The Beatles Ah si The Beatles

marzo del 2014

beatles-greetingsThe Beatles ... otra vez. Están en todas partes. Es que no solo fueron una banda más de aquellos gloriosos años sesenta. Cambiaron el mundo, lo pusieron patas para arriba. Claro, fueron los voceros de toda una generación, y también de las siguientes. ¿Es necesario explicar el abc?

Puedo decirlo porque casi nací dado vuelta. Me voy lejos un momento y lo primero que me viene a la cabeza es una noche en casa donde se reunían algunos amigos. Yo era muy pequeño, apenas tenia uso de razón, pero alcancé a recordar aquellas palmas con las que nos sumábamos al final de Hey Jude. Era algo así: naaaaa, naa naaaa, nnanananáaa, (ts-ts, ta-ta), naranaaanaaa, (ts-ts, ta-ta) Hey Jude! .... Disculpen, pero, es que había que seguir a los platillos de Ringo...

Luego salia de la casa y ellos se quedaban adentro hasta la próxima noche, porque aquellos mundos que veía afuera eran extraños, completamente diferentes al mio. Iba a la escuela, volvía y nadie se daba cuenta que yo pasaba por ahí. Me venían a buscar, jugábamos con los amigos y de todo aquello ni señales. Pero cuando era la hora de entrar a la casa allí estaban nuevamente. Eran como unos amigos ocultos que tenía.

Nunca tuvimos suerte con los radio-grabadores. Siempre tenían algún detalle que no funcionaba o se rompían. Pero nunca pude vivir sin la música sonando, así que me las arreglaba como sea para escucharlos. Se grababan cosas de la radio en unos casetes que eran re-grabados miles de veces. Terminaban abriéndose y pegándose con cinta y llevándolos al límite otra vez. Pero, gracias a que un parlante dejaba de funcionar terminé entendiendo como ellos grababan: la voz salía por un canal y los instrumentos por el otro. O a veces, la mitad de la música sonaba por un parlante y el resto, por el otro. Así que escuchaba las canciones a medias o le daba unos golpes al grabador para que se intercambiaran los parlantes. Con suerte podía seguía escuchando.

Es que olvidé decir que tuve un melotrón, casi casi como los que ellos usaban, y en el teclado tenía Yesterday y Hey Jude. Y siempre había algún programa de media hora de ellos donde no me lo perdía ...

Un día nos tuvimos que mudar de casa, y yo no había terminado la primaria, así que los amigos y todo lo que estaba a mi alrededor quedaron atrás. Pero me llevé a los Beatles, así que una vez instalado allí hicimos buenas migas con un amigo que vivía en la casa de al lado. Enfrente de casa vivían dos chicas así que tocó dar los primeros besos y hacer un concierto de los Beatles. El tocaba con un par de palos y una palangana de baño, y yo con una guitarra de juguete. Más adelante llegó el turno del concierto arriba del techo, del techo del garaje de mi vecina. Por suerte no se enteró, ¡pero vaya coincidencia! No teníamos en mente el mítico concierto de los Beatles en la azotea de los estudios de Abbey Road. De todas formas, el nuestro fue de noche y nadie lo vio ni se entero. Y eso que hicimos ruido. Seguramente luego era la hora de comer y entré a la casa. A veces había que comer, a veces no, pero los Beatles no faltaban.

Luego mi padre se fue de casa. El era más bien parecido a George, y yo más parecido a Paul, pero no se pudo llevar a los Beatles. Comenzó la época de usar camisas por fuera y dejarse un poco más largo el pelo, y lo que más sonaba en casa era Revolver y Sgt. Pepper. Llegó por fin el momento de conocer a un amigo con quien podía compartir el tema de la música. Era hijo de músicos y yo tenía ganas de formar una banda, cosa que fue lo único que no pudimos hacer.

Por ese entonces, todo cambió todo porque cuando fui al colegio pasaba por el pasillo y escuchaba cuando decían: ¡Mira! Ahora está más sociable, está cambiado! La realidad es que por fin encontré caminos para compartir este tipo de historias. Pero volviendo a este amigo del que les cuento, el diálogo fue más o menos así:

Yo: The Beatles.
El: ¿The Beatles?
Yo: Si, ¡The Beatles!

Así que la beatlemanía se terminó instalando también en su casa, y no hubo resistencia capaz de frenar su llegada inminente. Tiempo después, el que dijo adiós fui yo. Tenia que seguir de largo, pero allí los Beatles siguieron sonando. Eso si, me los volví a llevar.

for-no-onePoco a poco, los Beatles y yo seguíamos ganando terreno por los otros mundos, aunque no siempre con éxito. Es que los Beatles hablaban de cosas muy poderosas como el amor. Eso de All you need is love, Can't buy me love, o simplemente For no one. No era para cualquiera. Era un amor universal, más allá de todo ...

tomorrow-never-knowsQue sus letras son simples. O que In my life era la única canción buena que tenían porque el resto eran simples y tontas. Pero, qué les puede decir uno frente a ese tipo de apreciaciones? Como sea, allí me lo dijeron, en ese trabajo de donde a los tres meses fui despedido porque lo tenían que cerrar. Así que también me tocó irme de ese lugar, pero los Beatles se van nuevamente conmigo, no hay negociación alguna. Es que, Tomorrow never knows había llegado a sonar en ese lugar.

Volví a apartarme de todo, más o menos durante un año ... No hacía más que trabajar y volver a la casa, o mejor dicho, a donde momentáneamente nos tocaba estar. Es que, a la hora de la verdad hay gente que muestra su verdadera cara, y tuve que elegir entre ellos, o los Beatles. Como se imaginarán, no me resultó difícil elegir.

Así que al final volvimos a re-ubicarnos. Comenzamos de nuevo. Y los Beatles sonaban como nunca en el mismo equipo de música que mi madre nos había regalado años atrás. Pero ya era otro entorno, otro aire, otro lugar, todo renovado. Luego la conocí a ella y entoné Eleanor Rigby. Al final, sorprendida, solo me dijo ¡mira tu ...!, y el resto de la noche siguió sonando.

Tocó subirme a un avión y despedirme de todos por un tiempo. Había que levantar vuelo, pero la única condición era llevarlos a ellos, a los Beatles. Y miren a donde llega uno. Sin saberlo, desde el otro lado del planeta, terminé a pocos metros de Paul, algo que muchas veces había soñado, y digo en mis sueños porque así era. No fue tan fácil porque tuve que saber esperar, pero al final ¡allí estaba! Fue increible, no por como sonaba la música, sino porque hoy lo veo como algo normal. Es que era tan familiar que cuando llegó el momento de estar presente, nada de lo que había era desconocido. Fue una cuestión más bien energética que otra cosa. Así que, simplemente, volví a casa y ¿Qué fue lo que comenzó a sonar?

Ellos siempre están listos, les tengo que pedir que se queden quietos porque se me ponen ansioso. ¿Podrán calmarse por un rato más?

un artículo aportado por Shuatas Rey

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